LA RESILIENCIA COMO ESTRATEGIA EMPRESARIAL

septiembre 15, 2021

 


La crisis provocada por la emergencia sanitaria de la Covid-19 va remitiendo y, con mucho esfuerzo, la actividad empresarial vuelve a resurgir per ¿qué hemos aprendido?
Los empresarios se han dado cuenta del incremento de la posibilidad de que aparezcan nuevos peligros desconocidos que pueden tener gran impacto en la evolución de sus negocios. Pero ¿cómo estar preparados?, ¿cómo tomar decisiones sobre algo que ni vislumbramos que pueda llegar a ocurrir?
Para dar respuesta a esto surge la llamadas resiliencia estatégica.


Resiliencia

Según la primera acepción de la R.A.E. la resiliencia es la "Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos" y por otro lado existe todo un "Plan de recuperación, transformación y resiliencia" elaborado por el Gobierno. Pero a nivel empresarial ¿qué aplicación tiene este concepto?
Podríamos decir que la resiliencia atribuida a la empresa trata de superar el choque de acontecimientos hostiles y adaptarse a la nueva situación adelantándose incluso al cambio que esto supondrá. ES decir, ser parte de la evolución.


Resiliencia operativa y resiliencia estratégica.

La resiliencia operativa es trabajada en las empresas habitualmente, tratando de dar respuesta en el corto plazo a cada problema específico. Sin embargo aplicando un resiliencia estratégica las empresas pueden afrontar los riesgos a través de la prevención. Se trata pues de realizar un enfoque de conjunto y a largo plazo. Esto se logra elaborando una estrategia que debe contemplar, entre otros, los siguientes puntos:
- Diversificación de riesgos
- Detección de nuevas oportunidades
- Estructuras flexibles
- Solvencia
- Innovación para ser parte del cambio


Diversificación de riesgos.

Muchos de nosotros hemos escuchado el refrán "No pongas todos los huevos en la misma canasta" y esta frase tiene un significado muy concreto en la resiliencia estratégica. Se trata de no invertir en una sola actuación o en un solo sector y de no vender en un solo mercado.
Por supuesto evitar la concentración de clientes y productos no suele ser fácil, pero está muy claro que esta diversificación nos protege frente a los cambios.

Detección de nuevas oportunidades.

Una buena resiliencia estratégica esta siempre mirando hacia el futuro para anticiparse a los cambios y aprovechar nuevas oportunidades de negocio. De esta forma pasamos al ataque. La prevención no sólo debe ser defensiva sino también ofensiva. Mantenerse al día de las nuevas necesidades sociales y tendencias debe formar parte de cualquier estrategia empresarial. Participar en networking y en showroom puede ser una buena forma.

Estructuras flexibles.

Ninguno de los puntos anteriores puede llevarse a cabo si su implantación no queda reflejada en al nueva estructura empresarial.
Las organizaciones más preparadas para el cambio han priorizado la subcontratación de los recursos más especializados e invierten en estructuras polivalentes. Con este tipo de distribuciones la recuperación de la empresa ante una desgracia es mayor pues los cambios tienen menos impacto. Se trata de organizaciones basadas en la existencia de más costes variables que fijos, de forma que los recursos son usados según las necesidades.
En este punto no hay que olvidar que la flexibilidad y la diversificación suelen resultar menos eficientes, a corto plazo, por lo que el reto estaría en encontrar un equilibrio entre rentabilidad y protección.

Solvencia.

Evidentemente afrontar un impacto se hace más llevadero con un colchón de recursos. Pero esa solvencia debe ser invertida tanto en afrontar la pérdida de ingresos como en reaccionar. Sobreponerse de una crisis no se trata únicamente de aguantar el golpe sino también de reaccionar, y esta reacción suele consumir recursos.
Un endeudamiento excesivo dificultará el acceso a los recursos necesarios para poder reaccionar.

Innovación para ser parte del cambio.

No hay que olvidar que la resiliencia implica ser parte del cambio. De esta forma la resiliencia estratégica no sólo permite estar atento para aprovechar las nuevas oportunidades sino que tiene, en su estructura, departamentos capaces de generar nuevos negocios y de innovar.
De esta forma la resiliencia estratégica puede garantizar el futuro de una empresa pues la prepara para los periodos de incertidumbre y aumenta su capacidad para enfrentarse a los riesgos. Finalmente hay que considerar que establecer nuevas estrategias requiere esfuerzos en la gestión que hay que ser conscientes de asumir.
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