La tecnología se ha convertido en parte esencial de nuestras actividades diarias, y afecta tanto a lo que hacemos como a la forma en que lo hacemos. Se trata de una nueva situación en la que estamos aprendiendo a desarrollarnos.

Se denomina transformación digital a esta profunda reforma que vivimos y que va más allá del uso de unas aplicaciones concretas. Decimos esto pues en este proceso el uso correcto de la tecnología es importante pero no suficiente, ya que la transformación digital requiere otros cambios en nuestras actitudes. Muchos autores hablan de una revolución cultural pues supone un cambio en la manera que tienen las personas de ver el mundo y de resolver los problemas.

Indudablemente el ser humano dispone de la capacidad de adaptación, esto le ha permitido prosperar a lo largo de los siglos y debemos ser conscientes de que comprometerse con la transformación digital precisa de la capacidad de integrar nuevos conocimientos y de reforzar algunas de las competencias personales.

El triunfo de la transformación digital no solo depende de la tecnología usada sino de cómo se implementa y de cómo las personas son capaces de aprovechar todas sus posibilidades.

De esta forma las personas se convierten en los principales actores de esta transformación pues la tecnología solo es ventajosa por la manera en que se explota.

Resulta complicado pronosticar cuál va a ser la evolución de los puestos de trabajo frente a las innovaciones tecnológicas, pero algunos autores no dudan en categorizar a esta evolución tecnológica como la Cuarta Revolución Industrial y no debemos olvidar que mantenerse permeable a nuevas experiencias implica motivación y capacidad de aprendizaje. Si queremos estar preparados y adaptarnos a los cambios de la "Revolución 4.2." debemos:

- Comprender los cambios y el futuro tecnológico.

- Realizar un análisis de las competencias profesionales y personales, de nuestra profesión, teniendo como foco las claves de la Era Digital.